miércoles, 25 de mayo de 2011

Una corbata sin nudo

         Estaba la abuela Ysabel preparando el almuerzo de aquel día caluroso, en donde parecía que el universo estaba sobre un gigantesco sartén. Tan alta era la temperatura que los viejitos decían por la calle “esta así porque va a temblar”… y se encontraban junto a ella sus nietos Luís y Mariana…
            La abuela luego de preparar el menú más gourmet; pollo frito y papitas para los pequeños, se volvió hacia la puerta para abrirle al abuelo Mario, quien venía llegando de un acto de grado, se saludaron con un abrazo y un pequeño beso, y el abuelo antes de sentarse en la mesa a comer se dispuso a quitarse la toga, el birrete, las medallas, la corbata y la camisa, pues el calor intenso lo traía pálido…
            El pequeño luego que todos se sentaran en la mesa dijo que ya volvía, pues algo lo contrariaba, y se fue a la escalera de aquella casa…
            Después de unos minutos de silencio mortal, el pequeño Luis grita “sor-pre-sa” y viene corriendo hasta la mesa con la corbata del abuelo en la mano y le dice al sexagenario, “abuelo, abuelo, si pude si pude, te desenrede la corbata para que puedas usarla porque tenía un nudo feo que no te iba a dejar ponértela”….
             A los abuelos y a Mariana no les quedó más remedio que reírse de la valentía del pequeño e invitarlo a que terminara de comer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario