martes, 17 de mayo de 2011

Todo lago oculta una leyenda


Según cuanta la historia, en la Patagonia está el lago Nahuel Huapi, que dentro de sus aguas se esconde un dinosaurio carnívoro. Una madrugada de abril, dos amigos que solían ir a pescar todos los sábados después de las 2hs de la madrugada, se reunieron en la riveras de aquel estanque para emprender una faena que sin saberlo, sería poco común para ellos. 

Las aguas estaban tranquilas, sólo se escuchaba como golpeaban la madera pulida de la pequeña y menuda embarcación. En vista que pasaron un par de horas y ningún pez picaba el anzuelo, decidieron adentrarse a la oscuras y cálida marea del Nahuel Huapi, donde nunca antes se había acercado nadie. De pronto empezaron a sentirse algunos disturbios, pero ellos, sin temor alguno, seguían remando. De la nada un hoyo negro apareció en el medio del lago y sin poder hacer nada, cayeron en las profundidades del gran lago. 

Como si fuera un atlántico cuento, aparecieron en una ciudad oculta en las profundidades del lago, los empapados y asustados amigos miraban hacia arriba y podían observar como el agua permanecía cristalizada y suspendida en el aire. Buscando maneras de salir, caminaban y lo único que veían era la oscuridad. De repente se encendió una luz y como por arte de magia, apareció un gran dinosaurio que empezó a perseguirlos. Tratando, de esconderse subieron al barco, tomaron sus armamentos y se enfrentaron al animal de gran tamaño, pero la pulida madera no fue suficiente para detener a la bestia, que de un solo manotazo, destruyó el bote. 

Mientras los trozos de madera volaban, los escurridizos pescadores encontraron un escondite, pero para salir, era necesario enfrentar al reptil así que armados de valor saltaron del sitio donde se ocultaban y le arrojaron algunas bombas que sólo le causaron pequeñas heridas al dinosaurio. Ante la furia creada, el animalote logró agarrar a uno de ellos, y se lo comió. Mientras le aplastaba la cabeza contra el suelo, despezaba las piernas y los brazos del infortunado pescador. 

Al mismo tiempo, su amigo encontró dentro del barco destruido, el arpón cargado de dinamita, con el que apunto al cuello del dinosaurio y con un disparo certero acabó en la cabeza del réptil. Así, terminó la historia que quizás sólo es una leyenda. 7 días pasaron y el lago expulsó al hombre a la superficie, quien vivió para contar la historia. Cuentan los pueblerinos que la sombra del dinosaurio aparece los sábados de abril y produce un gran oleaje, que reclama la vida del pescador.

Melany Mille

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