sábado, 21 de mayo de 2011

Un día inolvidable

"Nuestra respiranción se aceleraba a medida que caminabamos en los largos y grises pasillos, no se escuchaba ni un alma y de repente al llegar a la habitación final sucedió lo más impactante que nuestros ojos habían visto en la vida"


       Nadia Guerrero, cuando era una joven quinceañera con un gran espíritu aventurero, decidió cierto día invitar a sus amigos a hacer algo diferente.  Luego de diversas ideas se les ocurrió visitar el viejo y abandonado hospital entre las adyancecias del sector Campo Norte y Campo Rojo de Anaco, estado Anzoátegui.

     Más de 20 años habían pasado sin que se abrieran las puertas y ventanas de aquel lugar que en un principio era uno de los más importantes centros de salud pública de esta localidad oriental. 

     Luego de atravesar el monte que cubría el camino, llegaron a la entrada principal pero candados entrelazados con cadenas hacían imposible el paso. Los chicos no se dieron por vencidos y buscaron algunas rocas con las que rompieron uno de los fuertes vidrios de la puerta y pasaron uno a uno, de los ocho que eran en total.

"Fue muy  complicado pasar por aquel orificio tan estrecho, sin embargo, el deseo de conocer que cosas podían esconderse en aquel hospital fue siempre mayor a las complicaciones y el temor que empezábamos a sentir"

   La estructura del lugar estaba en el abandono total, paredes destruidas, techos cayéndose, suciedad por doquier y mucha humedad. Nadia y sus amigos sólo pensaban que en cualquier momento podrían sentir la presencia del espíritu de algún paciente que murió en ese recinto y  seguían caminando hasta el final.

   Al entrar a la última habitación, no podían creer lo que veían. La mitad de espacio estaba al igual que el resto del hospital muy deteriorada, pero la otra mitad estaba totalmente intacta como si estuviera recién inaugurado. Justo en esa sección estaba una silla muy grande y cómoda detrás de un lujoso escritorio. Se trataba de la oficina del director.

  Los muchachos miraban todos los detalles muy asombrados y con detenimiento cuando de repente comenzó el sillón a dar vueltas lentamente y a la vez se escuchaban unas voces a lo lejos. 

 De inmediato salieron corriendo, pero a pesar de lo rápido que iban, se les hacía cada vez más largo el camino a la salida.

 Finalmente comenzaron a escapar uno a uno por el estrecho y cortante hueco de la puerta; entre gritos y algunas lágrimas comentaban lo escalofriante que habían vivido. Ya llegando a la carretera para irse a sus respectivas casas les ocurrió algo aún más inesperado...

 Efectivos de la Guardia Nacional los vieron corriendo y los detuvieron por un rato muy largo, hasta que estos contaron la fantástica anécdota que habían vivido y los guardias sólo se rieron de ellos y los dejaron ir.  Sin duda un día inolvidable para Nadia y sus amigos, que todavía después de 10 años se preguntan que oscura historia esconde aquel hospital.



No hay comentarios:

Publicar un comentario