lunes, 30 de mayo de 2011

Un día muy parecido al anterior

          Antes que su telefono celular cante la popular cancion de "La Lambada" a las  5:45 am , Filemón Monasterios permanece perplejo acostado en su cama. Viendo alto a su techo de zinc planea que hacer durante las próximas 12 horas del día.
        En un dos por tres, salta del colchón y abre la regadera para mojar su impermeable cabellera, mientras lava sus axilas escucha la radio a ver que posibilidades laborales existen para desempeñar sus dotes de redactor.
       Terminada la ducha seca su peludo cuerpo mientras se mira en el espejo, cepilla sus dientes, se  da dos cachetadas y  escoge una camisa a cuadros  con una corbata de rayas verticales, combinado con un pantalón caki y comodos zapatos.
        Luego de acertar con su vestimenta abre la puerta de su casa y con una sonrisa de oreja a oreja comienza a bajar las escaleras de aquel popular barrio de la ciudad capital. Sin retraso, llega a tiempo para tomar el bus que lo conducirá al sitio más certero para conseguir la  oportunidad de mover sus dedos al ritmo de su corazón.
      Inesperadamente sube un progonero, a quien logra comprarle el periódico y sin chistar revisa minuciosamente la seccion de clasificados. Luego de dar con el trabajo adecuado y con las ganas a millon, marca fuertemente con un resaltador el teléfono de su próximo trabajo.   
      Viendo las verdes montañas del Avila, se deja dominar por la suave brisa de Caracas y cae rendido en los brazos de morfeo. La voz de: "Filemón es tu parada es hora de que despiertes" lo despertó de ipso facto y al abrir los ojos se dio cuenta que nunca podrá bajar las escaleras de su barrio, pues seguía abandonado, solo y paralítico dentro de su casa y ese nuevamente había sido un sueño.

             Soñar no cuesta nada, pero que caro resulta alcanzar los sueños.



Francisco Millán

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