miércoles, 29 de junio de 2011

El chico raro

     Cuando entré a octavo grado en mi antiguo colegio había un chico al quien todo el mundo, sin excepción, lo fastidiaba. El niño era alto, muy flaco, de pelo negro y muy amanerado. De bajas calificaciones, ningún amigo verdadero, nunca hablaba de su familia y se autoproclamó ateo ( cuando sinceramente nuca lo fue).
     No lo fastidiaban sólo por sus expresiones corporales si no también verbales. Cuando estaba en cuarto grado de primaria, dibujaba a sus compañeros teniendo relaciones sexuales, no sólo parejas heterosexuales, sino homosexuales y hasta tríos. 
     Allí comenzó todo el problema. Los hombres no lo golpeaban porque lo consideraban una mujer más, pero si lo empujaban, le lanzaban cosas, contaban chistes acerca de él sin ninguna pena, le dibujaban miembros en sus cuadernos y pupitre, y exageraban sus amaneramientos.
    Cada vez las cosas empeoraban, más aún cuando descubrían cosas nuevas sobre aquel extraño chico.Cuando llegaron a ver un hombre desnudo e su celular , lo trataban con más repulsión e irrespeto. Ni siquiera los profesores lo apoyaban.  Era un colegio católico y ni siquiera lo guiaron al psicólogo de la institución para hablar sobre sus sexualidad. Honestamente, yo también lo fastidié y rechacé, pero no por sus amaneramientos ni por sus pasado, sino porque era una persona terriblemente irritante, grosera, falta de respeto, con un sentido del humor muy vulgar y falta de interés en clases. 
     Ahora curso tercer año de educación en la Universidad Central de Venezuela, han pasado muchos años desde el colegio y más madura he aprendido que no importa la condición física, sexual o religiosa de una persona, lo importante es darle el respeto que merece como ser humano.

"Una mano amiga a tiempo y las palabras adecuadas podrían ayudar a vencer los más temibles temores de quien te necesita"

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