martes, 28 de junio de 2011

Lección de vida

Siempre nos veíamos en un café de Plaza Venezuela, recuerdo que allí nos conectábamos con otros escritores, la mayoría sin haber publicado un solo cuento, pero si con la intención de hacerlo.

Un día, tomando sorbos de café alrededor de una mesa, llegó un tipo de traje y tocó a Larry por la espalda, resultó ser un antiguo compañero del liceo que le dio una tarjeta con un logo de Ministerio de Justicia.

Era nada menos que un fiscal, tremenda palanca le había caido del cielo, así que Larryse presentó al día siguiente, y le dieron un cargo de secretario.
Luego de unosmeses, lo invitamos al mismo sitio de siempre, y llegó transformado con un traje de lino y un sobretodo marrón, parecía un detective como aquel personaje de comic Dick Tracy.
Todos los felicitamos calurosamente por su éxito.

El oficio de escrito no da para mucho en este país, y siempre se necesita un salario fijo.
Si, nuestro pana lo había logrado. Pero lo notamos distinto, con una mirada fría y distante.
Entonces lo dijo:
-He dejado de escribir muchachos, para mí, carece de sentido hacerlo.
En efecto, su conversación ya no era la misma, sus cuentos, ya no era la mism, sus cuentos, ya no eran cuentos, sino pura basura política.
Un doctrinario putrefacto basado en la lucha de clases, la riqueza de los ricos como un cancer qe carcamo los pueblos, y la necesidad de crear leyes inspiradas Marx Lenin.

Incluso, trató de reclutarnos para aquel moviemiento que pretendíaformar un nuevo hombre, algo que desde el principio apestó a fascismo hitleriano. Pero le dimos un giro a la conversación, que terminó en la lectura de mi relato sobre un escritor que renuncia a su vocación, sin saber que posee un talento extraordinario.
Mi relato fue mera casualidad,  cuando lo escribí, nunca imaginé que Larry renunciaría a la escritura. Y tuvo creo un efecto en su ánimo porque quiso leer el último relato de su vida.

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