Fueron pasando los días, meses años, crecí, y cada momento, cada alegría, cada dolor, y en cada enfermedad, siempre juntos, soportando la critica de la gente del pueblo. Éramos algo diferente.
A los 21 años me gradué en la universidad, mis padres ya no toleraban aquella relación, hasta nos amenazaban para separarnos, pero después de compartir tantos años juntos, era preferible morir. Empecé a trabajar, ganaba buen dinero, empecé mi propio micro negocio, y la ayudaba a ella económicamente, ya que no tenía a nadie más que la ayudara, sus hijos se olvidaron de ella mucho antes que yo la conociera.
Cierto día, ella se enfermó de un resfriado, no le dimos tanta importancia, la llevé al médico y al parecer todo estaba bien. Sin embargo, unos dos o tres meses después, ella me dijo que tenía un malestar en el pecho y que no podía respirar bien, así que la llevé a la clínica y muy malas noticias recibí ese día. Necesitaba una operación, pero yo no tenia el dinero suficiente, así que decidí emigrar a estados unidos y ella no lo sabia. No se lo dije, sólo un día me despedí de ella y le destrocé el corazón.
Le hablé por teléfono unos días después y su enfermedad empeoraba, le enviaba dinero para sus tratamientos, pero fue inútil. Al pasar un tiempo me dijo ella que el doctor quería hablar con uno de sus hijos, y me pidió por favor le hablara yo al especialista, pero, no lo hice, simplemente no quería escuchar lo peor. Ella me dijo que su corazón estaba fallando y que un día iba a sentir un sueño profundo y volaría como una palomita. Al escuchar aquello mi corazón se rompió, yo tan lejos de ella, no podía hacer nada, el dinero que le enviaba ya no servía de nada.
Un día recibí la llamada, ella ya no estaría más conmigo, se fue como vino a mi vida, sin hacer ruido ni se despidió y se fue.
Aún no he regresado a mi país, No soportaría ni ver su tumba. ella llegó para iluminar mi vida. Hoy sólo espero mi muerte, para volver a estar en sus brazos.
FIN
Francisco Millán
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