miércoles, 1 de junio de 2011

Calor institucional

    ¿Qué va a pensar uno que en las grandes instituciones oficiales existirían tantos problemas?
    Pues si los hay. Luego que entras a trabajar en una de ellas percibes la cantidad de rollos que existen y  de inmediato te sumerges en ellos.
     Desempeñando mi carrera de periodista, estaba una vez haciendo un micro informativo pues venía una fecha importante y el jefe queria un reportaje especial para la programación. Fui hasta el sitio, me esmerè en cada entrevista que hice, en fin,  todo el trabajo fue realizado con mucha dedicación y compromiso.
     Cuando ya estabamos por terminar  la jornada, le pregunté al chofer si podía traer el carro, así no caminaríamos hasta donde lo había estacionado. Pero para mi sorpresa, aquel viejito se me acerca diez minutos después y me dice: -Señorita disculpe pero el carro tiene una falla, no se que le pasa y no quiere arrancar.

      Yo me voy corriendo desde el sitio de la entrevista hasta al carro, no sin antes dar las gracias por la receptividad de las personas que  muy amablemente me atendieron.
     Cuando llegamos hasta el vehículo tenia el capó abierto y estaba saliendo un humero que casi ni nos dejaba. El carro había botado toda el agua y estaba más que recalentado.
     Muertos del calor tuvimos que llamar al jefe para que enviara a alguien a buscarnos porque el carro aún y cuando dejaba una esperanza prendiéndose jamás se pudo mover de ahí.
     Esperamos bajo la pepa de sol aproximadamente una hora a que llegara por fin el que nos rescatar y el descarado todavía nos pregunta al pobre viejo y cansado chofer y a mi: ¿ Esperaron mucho?

Ysabel Chópite

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