Era fin de semana y yo me encontraba con mis ahijados en una isla remota, que ni señal de teléfono había. Estaba totalmente incomunicada con mis papas y mis amigos…
Decidí bañarme en la playa con mi ahijado Luis, él es una de las pocas personas que me hace sonreir y divertirme al máximo, es un ocurrente de primera.
Luís se me acerca haciendo como un avion con los brazos estirados y me dice: - Valen Valen, ahora si me parezco a un piloto. Yo en mi seriedad de casi siempre, le contesté: -No te falta volar para que puedas lograrlo.
El pequeño, se queda mirándome fijamente y me dice: -Entonces hazme volar madrina para que yo pueda sentirme un piloto de verdad.
De mis ojos brotaron lágrimas de risa y sentimiento pero no podía dejar de cumplir la petición del pequeño, lo levanté con mucha fuerza y comenzé cual niña a jugar a que él era un avión y yo lo ayudaba a aterrizar.
Fue la tarde más divertida de mi vida, pues regrese a la epoca en donde sólo te importa jugar, reir y dormir.
"A veces nos dejamos llevar por las adversidades y el desanimo que provoca la rutina y olvidamos que lo más importante para vivir es ser feliz. Saca el niño que llevas dentro y disfrútalo"
Ysabel Chópite
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