miércoles, 6 de julio de 2011

El ocaso de las monedas

En una calle cualquiera. De la primera ciudad que se te ocurra. Una moneda que corría azotada por el agua de lluvia ve bajar a otra moneda a gran velocidad de las alturas. Parecía un platillo volador. Sin pensarlo mucho esperó con alegría la oportunidad...Seguro que ahora sí se haría realidad el sueño que acariciaba desde hacía mucho tiempo...estar otra vez cómoda y tibia en algún bolsillo o quizás en una cartera. Pero al ver caer a la otra moneda a su lado y contemplar dos piernas que se iban, la miró con pesar, se unió al frío y al dolor que la otra sentía por el desprecio sufrido y le dijo: tranquila, ya te acostumbrarás. Nadie nos quiere, a todos les pesamos, a nadie les importamos. Pero quisiera saber cómo harán para completar cuando no tengan sencillo. Cómo darán algo a la mano extendida que necesite. Como podrán olvidar lo inolvidable...Lo que vale la sencillez.

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